Vomitaaaaa!! diría Mancuso

Días atrás el post Estroboscópica de Vir me recordó mi paso por el psiquiatra.
En Marzo del 2007 mi marido tuvo que viajar por motivos familiares a  Canadá, yo cursaba 7 meses de embarazo y me fuí a vivir a lo de mis viejos con mi hija de 16 años.
El viaje sólo sería por 1 mes o mes y medio a mas tardar. No fué así, al llegar le dijeron que los trámites se demorarían hasta Septiembre.
Llegó Mayo y el 28 me interno para hacer una inducción ya que tenía 41 semanas de embarazo y mi hijito estaba muy tranquilo en la panza.Tuve un embarazo de lujo, así que fuí al parto super optimista. La inducción no funcionó, pero mi hijo sí quiso nacer. Cesárea de urgencia, no había quirófano, bueno un montón de cosas que parecían de película de terror. Y mi hijita al lado mío, cada palabra que le decía era un cuchillazo, pero tenía que tranquilizarla. La cosa es que ese día nació Agustín.
Los días empezaron a correr y Guada se tornaba más adolescente, mis viejos más viejos, mi hijito más demandante y yo más sola. No me sacaba de la cabeza todo lo que había sufrido en el parto. Lo peor, en días nomás debía volver a un trabajo de horario rotativo, ninguna guardería aceptaba bebés en esos horarios, no tenía con quien dejar a mi hijito que sólo tenía 2 meses y para colmo no quería tomar leche maternizada. Aún hoy no toma leche el muy guachín!
En un momento de agobio total decidí consultar un psiquiatra,como no conocía a ninguno fuí a uno que lo recomendo el médico de mi papá y para mi viejo lo que el dice el ´´Doctor¨´es palabra sagrada, así que el doctor Mancuso era lo mejor de lo mejor.
Saqué turno y fuí a la consulta. Toqué timbre y una señora me abrió la puerta, era la que cuidaba a la mamá del psiquiatra  ya que la pobre señora padecía demencia senil.
El consultorio era una habitación en una casa vieja, en la sala de espera había un helecho seco, un par de sillas viejas, una mesa ratona y revistas del diario de algunos domingos del 2002.
Se abre la  puerta y sale un señor de como 2 metros, gordote, con los pelos largos, canosos y enmarañados, le faltaban dientes, yo no podía creer que ese era EL DOCTOR. Me hace pasar, tenía el consultorio abarrotado de porquerías, libros en pilas, adornos, plantas arriba de pilas de libros.
Mientras te atendía, pintaba.
El consultorio daba a una habitación donde estaba su mamá, esa puerta siempre estaba abierta, en medio de la consulta la pobre señora le preguntaba a Mancuso por un familiar ya muerto y este le siguía la corriente.
Fuí a tres sesiones, en todas ellas sucedieron situaciones que parecían sacadas de un programa de Gasalla. Yo hablaba, lloraba, la vieja preguntaba por algún muerto y el psiquiatra pintaba. Seguí yendo porque aunque más no sea era un lugar en el que podía llorar y lamentarme.
Esto sucedió en la cuarta sesión:
Yo me había pasado casi 45 minutos hablando de mis males, Mancuso dejó de pintar, se paró y miró por la ventana, me dijo: -Qué maldita planta, nunca una pera!! yo sin entender abrí los ojos grandes y él como pensando en voz alta siguió: -Será que los Tilos no dan peras. Quién estará equivocado el Tilo que no dá peras o yo que pretendo que me las dé. Seguido a esto me miró y dijo: -Por qué en lugar de estar sentada acá perdiendo el tiempo y pretendiendo que yo te compadezca no te vas a un taller literario, o a un taller de pintura, o escultura. Nena conectate con tu ser interior, vos no tenes problemas, solo estas desconectada. Eso sí ni se te ocurra ir a la iglesia, o a esos charlatanes que promueven terapias alternativas u otras bobadas. Ya bastantes boludeces tenés en esa cabeza. Vomitá lo que sentís a travez del arte. Buscá vos tus respuestas, no le dejes ese trabajo a los demás. Tenés la fuerza, los motivos, te faltan ganas.
Ese día al llegar a casa encontré un mail de Mancuso. Me había pedido mi correo por si tenía que cancelarme alguna cita ya que el celular lo usaba para ´´los locos´´.
El título decía: Espero que la entiendas, vomitá! Si lo entendés hoy fué nuestra última sesión, sino vení que te doy unas pastillas.
Era una presentación Power Point:
La historia de Pepe
Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, el respondía: “Mejor, imposible”
Había cambiado de trabajo y varios de sus colaboradores le habían seguido en todos sus cambios. La razón de que le siguieran era su actitud: era un motivador natural. Si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle al empleado cómo ver el lado positivo de la situación.
Un día fui a buscar a Pepe y le pregunté:
No lo entiendo…. no es posible ser una persona positiva todo el tiempo. ¿Cómo lo haces?…
Pepe respondió:
Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: “Pepe, tienes dos opciones hoy: puedes escoger estar de buen o de mal humor”. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello”. Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida.
- Si, claro, pero no es tan fácil, protesté.
- Sí, lo es, dijo Pepe. Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tú eliges cómo reaccionas ante cada situación, tú eliges cómo la gente afectará tu estado de ánimo, tú eliges estar de buen o de mal humor. En resumen: TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA.
Reflexioné en lo que Pepe me dijo…Por cuestiones de residencia, perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Pepe cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar contra ella.
Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio, dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblando por el nerviosismo, resbaló de la combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.
Pepe fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de ocho horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Pepe fue dado de alta, aún con fragmentos de bala en su cuerpo.
Me encontré con Pepe seis meses después del accidente y cuando le pregunté cómo estaba, me respondió:
“Mejor, imposible”.
Le pregunté qué pasó por su mente en el momento del asalto. Contestó:
- “Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir”.
- “¿No sentiste miedo?“ le pregunté.
Pepe continuó: “Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones en las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asusté.Podía leer en sus ojos: “Es hombre muerto.” Supe entonces que debía tomar una decisión”.
- “¿Qué hiciste?” pregunté.
Pepe me dijo: “Bueno, uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo, y respirando profundo grité: – “Sí, a las balas” – Mientras reían, les dije: “estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto”.
Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo POR SU ASOMBROSA ACTITUD.
Aprendió que CADA DÍA TENEMOS LA ELECCIÓN de vivir plenamente. La ACTITUD, finalmente, lo es todo.
Al final la decisión de

Cómo eres
Cómo te ves
Cómo te sientes
Cómo vives

¡ES TUYA!

Y fue así que empecé a vomitar y a elegir ser feliz. Lo aprendido en ese tiempo es la terapia que uso ahora para sobrellevar la soldedad, la lejanía de mis seres queridos, el encierro y la vida cotidiana.


Llora, revolcate, acurrucate y entonces create de nuevo, para luego renacer como el FENIX.
Vomitaaaaaaaaaaaa! diría Mancuso

El video es de la pelicula Caballos salvajes